A nadie se le escapa que estamos viviendo un momento clave en el desarrollo de la agricultura mediterránea, por el riesgo que corre la producción de frutas y hortalizas que se producen en el levante español como consecuencia de la reducción del trasvase Tajo-Segura por la vía unilateral y política del Ministerio de Transición Ecológica, que ha resuelto aumentar más de un 20% de los caudales ecológicos a su paso por Aranjuez sin justificación ambiental o técnica alguna.

El pasado día 20 de noviembre nos anunciaron con bulla y algarabía un “pacto histórico” entre la Generalitat y el MITECO, por el cual se garantizaba la continuidad del trasvase; habían conseguido que los incrementos de los caudales ecológicos se limitaran a 7 m3 durante toda la vigencia del Plan Hidrológico del Tajo. Con esta medida, el presidente de la Generalitat sacó pecho y difundió a los cuatro vientos que “había conseguido lo que queríamos todos, salvar el trasvase Tajo-Segura”.

Sin embargo, la caprichosa realidad no tardaría demasiado en abrirse paso. La agricultura de regadío volvía a recibir un guantazo justo cuando nos plantábamos en Madrid frente al Ministerio en cuestión para reivindicar el agua que necesita urgentemente nuestro campo. El presidente de Castilla La Mancha lo ha vuelto a conseguir… y después de lo acontecido en el pleno del Consejo Nacional del Agua del día 29 de noviembre, podemos afirmar que hemos pasado del “pacto histórico” al “engaño histórico” protagonizado por la ministra Teresa Ribera y presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

Podemos entender que el Consell ha hecho todo lo que ha podido y que al final es una víctima más de la actitud opaca y sectaria de la reseñada ministra en todo este proceso de negociación. Pero no alcanzamos a comprender la flaqueza y falta de carácter de una Generalitat que se ha limitado a la abstención en la aprobación del plan de cuenca. Vaya por delante que lo que criticamos no es la trampa en la que ha caído el Consell, un engaño de mayor agravio que sufrimos todos los que residimos en la Comunidad Valenciana. Lo que reprochamos es la debilidad en la defensa del agua, la abstención, la incoherencia de, primero abstenerse, para luego anunciar la presentación de recursos ante los juzgados y alegaciones ante el Consejo Nacional del Agua y que encima, tras estos episodios, desentierre otra vez el discurso del “agua para siempre” (cambiar el agua del Tajo por agua desalinizada) y nos vuelva a hablar de “racionalidad” y “diálogo” para seguir avanzando… Criticamos que se vuelva a pisotear a nuestra provincia, esta vez con el agua como instrumento. Criticamos que el Consell este conforme con la hipoteca energética y ambiental que nos condena para siempre con el agua de las desaladoras. Criticamos la utilización, en esta coyuntura excepcional, de cortinas de humo que anuncian inversiones para Alicante a raíz de la sonada crisis del Tajo-Segura.

En mi modesta opinión, cuando están ninguneando y pisoteando con total impunidad tus intereses económicos, cuando están amenazando tu medio de subsistencia favoreciendo la escasez de recursos hídricos, cuando te están atestando un golpe letal de esta naturaleza que nos obliga a reducir el 50% del agua trasvasada a partir de 2027, no cabe una respuesta endeble, insegura, de aceptación y decaimiento.

En el problema del agua de Alicante hace falta más coraje, más compromiso con tu pueblo y menos engaños. Diálogo y negociación, por supuesto, pero aquí no solo se la juega el sector primario, sino otros muchos que se nutren de él, que no merecen el tener que contemplar cómo los dirigentes de nuestra Comunidad se doblegan ante Pedro Sánchez y García Page. Y si defender nuestro derecho al agua se interpreta como guerra del agua, qué le vamos a hacer. Zelenski también está inmerso en una guerra que no quiere, pero no es de recibo acusar de iniciar una guerra a quien solo trata de defenderse, y menos de utilizar la “guerra del agua” como coartada para no hacer nada.

El problema de indigencia hidráulica que tenemos requiere de una defensa firme y enérgica en la provincia de Alicante. El sector agrario genera importantes servicios y beneficiosos para la naturaleza y apoyo a la biodiversidad, el medioambiente, el mantenimiento de la vida rural, la mejora del paisaje; proporciona alimentos básicos y promueve el desarrollo de las personas en términos de empleo y renta.

Desde ASAJA-Alicante vamos a seguir reclamando soluciones integrales, eficientes y sostenibles, como es el trasvase Tajo-Segura. El futuro de la provincia de Alicante pasa por el agua para regar y beber. Estamos obligados a unirnos, dialogar, pero también hay que pelear, mostrar mayor compromiso con hechos y demostrar que no somos débiles en la defensa del agua, pues de lo contrario ya sabemos que lo único que nos espera es el abandono, y por consiguiente la más absoluta ruina económica y ambiental.

Ramón Espinosa, Secretario Técnico de ASAJA Alicante

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