Esta semana los ciudadanos, empresarios y regantes de la provincia de Alicante hemos sido testigos de un nuevo desprecio al Trasvase Tajo-Segura y al actual sistema productivo de alimentos del que el sureste español es ejemplo mundial, en una jornada presidida por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, titulada: “Diálogo sobre el futuro del agua”, en la que ella y sus socios de Gobierno han pretendido analizar y deleitarnos sobre las vías y soluciones a una posible reducción de disponibilidad de agua de los ríos de cara al año 2050 (según sus estimaciones), como consecuencia del cambio climático.

Hemos de reconocer que la ministra para la Transición Ecológica escasamente se pasa por Alicante y es poco dada a establecer diálogo con los regantes. Pero parece que en los últimos meses le ha cogido el gusto a eso de dejar caerse por aquí. Eso sí, siempre y cuando su comunicación con el público levantino se enmarque dentro de lo que bien podríamos llamar “un acto de guante blanco” orquestado a su medida por su séquito de “ecologistas radicales”. Y es que, parece que Ribera, una vez pisa tierras regadas con aguas del trasvase, solo se siente cómoda en un tipo de intervenciones en las que ella, bien desenvuelta en el arte de la palabra, imponga su tesis tras un atril, calme los ánimos con un anuncio de un chorro de millones en inversiones ambiguas y poco detalladas, ofreciendo poco margen para el turno de preguntas y cero oportunidades a la contrarréplica.

Así, en esta jornada o, más bien, monólogo de la Ministra sobre el futuro del agua, el discurso por parte del Gobierno ha versado, una vez más, en dar prioridad a las políticas ambientales y al uso ambiental del recurso hídrico, olvidando por completo en su hoja de ruta la demanda hídrica de la agricultura y esa tan necesitada planificación hidrológica para un país tan pluviométricamente dispar como España, donde cada otoño-invierno en el norte se ahogan y en el sur suplican por una gota de agua.

Una tesis que ha sido secundada por un presidente de la Generalitat Valenciana que ha mostrado más sintonía con la ministra que con los regantes, a los que ha vuelto a defender con eso “del agua para siempre” pero con la boca más cerrada que de costumbre, mostrando pocas desavenencias contra la persona que quiere arruinar económicamente a nuestra provincia. Y así, en un acto que ha sido más bien un circo electoral, encorsetado, con poca participación ciudadana, el Gobierno ha vuelto a poner distancia con el Trasvase y los regantes.

Pocas han sido las voces disonantes que han tenido la oportunidad de defender la infraestructura que transformó el levante español y creó la Huerta de Europa. Pero las ha habido y han sonado con fuerza. Todas ellas han reiterado la imprescindibilidad del acueducto y han criticado duramente los recortes que mes tras mes realiza el Gobierno en su hoja de ruta por sustituir el agua de los ríos por agua desalada, solución que todos han considerado inviable. Concretamente dos: el alcalde de Alicante, Luis Barcala; y el presidente de FENACORE, Andrés del Campo.


De Luis Barcala, decir que desde Asaja Alicante agradecemos su valentía con su ciudad y sus sectores productivos. Por sus palabras reivindicativas y por su defensa a ultranza a nuestra agricultura, a pesar de las miradas incómodas que le ha propinado la comitiva del Gobierno desde la primera fila y algún comentario por parte de Ribera y Puig, apelando, por favor, al diálogo, la cordialidad y la compostura política en un tema tan sensible como este, Barcala ha puesto la garra y el coraje político que le ha faltado al president y ha sido el único que le ha puesto la cara colorada al témpano de la ministra.

Por su parte, Andrés del Campo, como siempre, brillante y certero en su exposición, ha sido el contrapunto en las mesas de diálogo al ataque indiscriminado a nuestro sistema productivo y a la afirmación, varias veces repetida, de que reutilizamos y regeneramos poco, cuando, como el mismo ha reiterado, somos líderes en Europa.

Una vez más y como ya estamos acostumbrados en los actos en los que participa la ministra, los representantes de los agricultores y regantes de la provincia de Alicante no hemos podido preguntar ni participar. Ribera miente cuando subraya que sus acciones para abordar los problemas de gobernanza de los recursos hídricos se realizan sobre la base del máximo diálogo, comprensión y empatía. Nada más lejos de la realidad. La vicepresidenta no escucha a nadie, su hoja de ruta está definida: el Trasvase Tajo-Segura solo va a quedar para abastecimiento. Abandono de la agricultura, riesgo de desertificación, pérdidas de puestos de trabajo y dejar a la gente atrás es la receta política que tiene la señora Ribera para el Levante español. Eso sí, para proteger el planeta.


José Vicente Andreu
Vicepresidente de ASAJA Alicante – Jóvenes Agricultores

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