Aunque el número de incendios no ha dejado de decrecer en las últimas tres décadas, episodios como los vividos en 1994 o 2012 reflejan el peligro potencial continúa suponiendo la actitud humana en el medio rural. Estadísticamente, la Comunidad Valenciana es la segunda región autonómica en la que más incendios de gran envergadura se suceden respecto al número total de incidencias registradas cada año.


Las causas de estos se engloban en un margen probabilístico muy amplio, pero la realidad es que la mano del hombre está detrás de la gran mayoría de ellos. Tal y como recoge PLATFOR (el Plan de Acción Territorial Forestal) de la comunidad, un 73% de los incendios forestales de la demarcación se originan por causas antrópicas, siendo de ellos un 30% intencionados.

Cabría pensar que la modernización y tecnificación del campo han empujado a un aumento de las garantías de seguridad en las labores agrícolas, y que por tanto no forman parte importante de los datos. Sin embargo, siendo esto parcialmente cierto, todavía hasta un 17% de los incidentes son consecuencia de las quemas agrícolas, y en menor medida de otros procesos relacionados con el sector.


Siendo o no responsable de los incendios, el fuego es un enemigo común de las empresas del campo, que hace especialmente daño en las activas semanas de la campaña de la siega del arroz. Cabe así reflexionar y depurar ciertas prácticas que permitan ahorrar posibles sobrecostes en una cuenta ya abultada por la lucha herbicida contra las malas hierbas.

¿Qué dice la ley respecto a los incendios?
Sin entrar a valorar lo concerniente a la propia campaña que tiene lugar a partir del mes de septiembre, es vital para todo profesional del campo conocer cuáles son las limitaciones que amparan determinadas prácticas relacionadas con la generación de fuego en zonas altamente sensibles a incendios.
El marco general que recoge esta materia está incluido en la Ley 3/1993 Forestal de la Comunidad Valenciana, según la cual, “quedan prohibidas como medida precautoria en los terrenos forestales, en colindantes o con una proximidad menor a 500 metros de aquellos, entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, las acciones siguientes”:


• La quema de márgenes de cultivos o de restos agrícolas o forestales.
• La quema de cañares, carrizales o matorrales ligada a algún tipo de aprovechamiento ganadero, cinegético o de cualquier otro tipo.

De acuerdo con la Resolución 10 de marzo de 2017, de la Dirección General de Prevención, Extinción de Incendios y Emergencias, se podría además, con carácter extraordinario y por razones fitosanitarias u otros motivos de urgencia, autorizar quemas fuera del periodo comprendido entre el orto y las 13:30, siempre y cuando existiera resolución previa de la Dirección General.
En 2018 se publicó una actualización que contemplaba estas prácticas, aludiendo a los puntos de la ley de 1993, siempre y cuando el nivel de preemergencia por riesgo de incendios forestales determinado por el órgano competente fuera de 1.


A tenor de encontrar contenido normativo de posible aplicación para la Campaña de la Siega de este 2021, huelga recordar lo estipulado por la Generalitat Valenciana el año pasado. Esto era, la posibilidad de quemar restos de rastrojos y paja de arroz, únicamente por motivos fitosanitarios, en aquellas superficies de cultivo ubicadas en el entorno de l’Albufera de València.
La medida, válida con nivel 1 de preemergencia, fue aplicable desde el 1 de octubre hasta la finalización de la campaña, y en todo caso hasta el 31 de diciembre del pasado 2020; en horario desde el orto hasta las dos horas antes del ocaso solar. Aunque se desconoce la normativa del presente ejercicio, cabe encontrar similitudes.

Cómo proteger las cosechadoras del fuego
El 24% de los incendios forestales originados en España entre 2013 y 2016 en el ámbito agrícola estuvieron causados por maquinaria del sector. Estos datos, extraídos del informe “Análisis de riesgos de incendio en cosechadoras de cereales” firmado por la Escuela Politécnica Superior de Huesca Ansemat, empujan a encontrar prácticas de prevención.


En este sentido, antes siquiera de poner en funcionamiento la cosechadora, y persiguiendo todas las garantías posibles, es importante asegurarse de que el terreno está limpio, que no presenta botellas u otros objetos de cristal reflectantes y que no se ha llevado ninguna actividad previa con peligro de incendio asociado (cerillas, hogueras). Todo ello, dando por hecho que se ha comprobado el nivel de preemergencia vigente.


En el sector está extendida la posesión de extintores equipados en la propia maquinaria, como medida de contención en caso de incendio, hasta que aparezcan los cuerpos forestales correspondientes. Ahora bien ¿cuáles son los motivos que llevan a la generación de fuego en una máquina cosechadora?


Partiendo de que se debe realizar un mantenimiento periódico siguiendo las indicaciones del fabricante, cabe la posibilidad de que algunas de las piezas del mecanismo interno se averíen, o de que se produzca un cortocircuito o una sobretensión dando lugar a un punto de ignición. Las partes más propicias a este tipo de fallos son:

• Motor: habitualmente por fugas en el sistema de inyección, que terminan en la generación de chispa por la elevada temperatura interna del vano motor, especialmente en épocas de sequía.
• Cuchillas: siendo poco probable, el contacto de estas hojas con piedras o cualquier otro elemento de alta resistencia esparcido en la zona de siega tendría la capacidad de originar un potencial fuego.
• Partes metálicas: la falta de lubricación y la elevada temperatura interna de la máquina puede derivar en un exceso de rozamiento entre determinadas piezas, y en una probable generación de chispa.


Todos estos problemas se pueden prevenir revisando cuidadosamente las partes más susceptibles a sobrecalentamientos: limpiar los conductos de aireación y refrigeración, utilizar un compresor o soplador sobre la cosechadora, asegurar el ajuste de las piezas o engrasar todo el mecanismo, entre otras cosas.


Al margen del mantenimiento es necesario recordar que no se ha de circular fuera de caminos autorizados ni aparcar sobre materiales secos, y que es recomendable valorar la instalación de sistemas automáticos de detección en la cosechadora. Si detectas algún problema, actúa de forma consecuente:

• Plataforma de corte: reduce la velocidad en terrenos pedregosos, usa patines de plástico y eleva la propia plataforma.
• Tubo de escape: analiza la posibilidad de instalar un matachispas si el modelo es compatible.
• Fricción de mecanismos internos: presta especial atención a los rodamientos, las correas y las poleas.
• Instalación eléctrica: para detectar el fallo realiza la inspección siempre en caliente.

Medidas adicionales de protección y actuación
En ciertas ocasiones ni la máxima prevención logra evitar el inicio del fuego. Por eso es recomendable acudir a determinadas medidas de protección que permitirán reducir los daños personales y materiales hasta que se logre remitir el incendio. Ya sea con extintores de espuma, con mochilas extintoras o con extintores ABC alojados en la propia maquinaria.


De forma secundaria se aconseja portar batefuegos forestales fijos y/o extensibles, inhibidores de llamas y un teléfono móvil o una emisora de 80 MHz para alertar a las autoridades en caso de emergencia. El tiempo de respuesta será menor si se avisa a la fuerza competente de las horas de siega antes de iniciar el trabajo.


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